
Cuando hablo de la religión cristiana no me baso en las opiniones de los clérigos tradicionales, puesto que han sido influenciados por numerosos concilios Vaticanos, particularmente el de Siena, donde tergiversaron las enseñanzas de Jesucristo para de esa manera poder ejercer un férreo control sobre la feligresía.
Con respecto a lo que ateos autoritarios dicen de por qué Dios creó virus y bacterias, permitió guerras y toda clase de catástrofes que le ocasionaron inenarrables sufrimientos a millones de personas, la respuesta es muy simple. Antes que nada somos seres espirituales experimentando a través de nuestros cuerpos, en un universo tridimensional y, el infinitesimal instante que pasamos por este mundo, tiene por finalidad permitirnos desarrollarnos espiritualmente para posteriormente acceder a otros planos de existencia, de acuerdo a la evolución alcanzada en el presente.
Albert Einstein durante los últimos años de su vida comenzó a creer en la existencia de un Dios impersonal, puesto que a través de sus complejísimos cálculos suponía que se le estaba aproximando; de ahí surge la frase por él pronunciada que dice “Dios cuando creó el universo no jugó a los dados”. Para el gran científico alemán, el único valor absoluto era la velocidad de la luz, todo lo demás representaba variables. Probablemente en base a nuevas investigaciones ni siquiera el desplazamiento de una onda lumínica sea constante, por lo tanto, nada en este mundo sería absoluto, todo, absolutamente todo sería relativo.
Es cierto, Pasteur era médico, pero su mentalidad se encontraba muchos años adelantada con resto a sus colegas. Ese fue el motivo por el cual fue ridiculizado, tildado de demente e irrespetuoso por sus propios profesores.
La física recientemente ha podido llegar corroborar en base a las complejas ecuaciones la existencia de nueve dimensiones; muy probablemente existan muchísimas más que, próximamente serán confirmadas de manera indubitable. Hasta hace unos cuantos años atrás, decir esto era considerado un signo inequívoco de desequilibrio mental.
Según el astrofísico británico Stephen Hopkins, en las entidades estelares denominadas agujeros negros no se cumple la segunda ley de la termodinámica, lo cual representa un golpe demoledor para la física tradicional.
Para la física cuántica dos realidades pueden coexistir simultáneamente.
Demás está decir que varios argumentos esbozados por ciertas personas carecen de fundamento y, en algunos casos, denotan una sorprendente intolerancia incompatible con las ideas liberales que dicen defender.
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